jueves, 13 de agosto de 2009

En la actualidad: los medios de comunicación : la televisión 2


Cuando volvemos del colegio o del instituto por la tarde, y ponemos la televisión, el tipo de programas que podemos ver es el siguiente:
Telenovelas: en las que la belleza, poder, éxito, riqueza y bondad van en un solo pack. El atractivo físico de los personajes se ve como única salida para que la protagonista, normalmente de una clase social baja, pueda aspirar a conseguir al galán, de clase social alta, y poder ser feliz.
Series juveniles: en las que la mayoría de l@s modelos que aparecen cumplen el canon de belleza que se impone en la actualidad. L@s protagonistas, chicos y chicas jóvenes, se convierten en prototipos ideales para l@s menores.
Shows: que presentan algunos temas y problemas que no están demasiado adaptados a la edad de los espectadores que pueden estar viéndolos.
Concursos: cuyos presentadores continúan marcando la tendencia dentro de la cultura de la delgadez y la estética en la que estamos inmersos. Todos siempre tan peinados, tan elegantes, tan maquillados y tan atractivos, nos pueden hacer pensar que lo normal es estar así de estupendo/a durante todo el día.
Magacines: en los que se tratan diversos temas de actualidad, desde noticias informativas hasta las últimas novedades en el mundo del corazón.
Anuncios publicitarios: cuyo objetivo, por supuesto, es estimular el consumo en el espectador/a. En ellos se puede ver de forma clara cómo el canon de belleza actual (mujeres y hombres jóvenes, altos, delgados, con cuerpos atléticos en el caso de ellos y sensuales si hablamos de ellas), parece un requisito indispensable para alcanzar la aceptación social y el éxito. Se anuncie lo que se anuncie, los/as modelos que se utilizan para los spots publicitarios difunden, de forma encubierta en muchos casos, la importancia de la delgadez en esta sociedad actual.

Lejos de convertir a la televisión en la herramienta educativa que podría ser, ya que su potencial dentro de la comunicación y el aprendizaje es enorme, este medio de comunicación se ha constituido como un mero aparato de ocio que, en lugar de fomentar la capacidad crítica de los espectadores, nos sumerge en un mundo en el que lo importante es el consumo y la imagen de la persona.

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